Siempre que escribo algo en el blog es porque me gusta, pero esta entrada la escribo todavía con más pasión, ahínco y tesón si cabe. No es para menos, cuando se trata de homanajear a un actor como James Stewart, ese hombre espigado con una naturalidad y una puesta en escena pocas veces vista. Quién no se acuerda de esos diálogos iniciales con la enfermera en esos primeros minutos de La Ventana Indiscreta o los ingeniosos cortes y palabras del profesor Rupert Cadell en La Soga. Hoy cumpliría 100 años, pero aparte del tiempo que pasa y es impasible, lo que también es impasible y rompedor es la obra cinematográfica que nos ha dejado este señor en lo referente a sus papeles interpretados, majestuoso hasta la saciedad. Desde aquí, nuestro más sentido y merecido homenaje...
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