El radicalismo exacerbado está cada vez más patente en el ambiente periodístico. Ya nadie se extraña de esto. Al igual que la prensa escrita se encuentra la televisión, queriendo abarcar y polemizar, resaltar el sensacionalismo por encima de todo. Las noticias económicas de primera hora de la mañana están denotadas por un tufillo de no saber muy bien qué se está contando o cuáles pueden ser las consecuencias reales de todo este embrollo de nivel global; imagináos cuando algún periodista listillo explica el tema de los bonos alemanes, por ejemplo... hay muchos ejemplos. Lo importante son las audiencias, por encima del rigor informativo.
Lo mismo ocurre con la prensa escrita. Hay que vender un producto y darlo a conocer al mayor número de personas posibles. La ética periodística, la legalidad frente a los lectores pasa a un segundo plano, si con ello puedo crecer en número de lectores en determinadas provincias y sectores. No estoy en contra de las firmas editoriales y de llevar una determinada ideología política a un periódico o diario, lo que estoy diciendo es que hay que ser coherentes y fieles a dicha firma editorial y no intentar manipular para reconvertir una situación que puede ser discutible o no, para llevarlo a mi terreno y hacerlo pasar por bueno, por leal, por idóneo y correcto. No. Todo esto va por esta noticia leída en este fantástico blog: Loca Academia de Vaders… y los tacones llevan al lado oscuro: http://beyders.wordpress.com/2011/09/12/esos-periodistas-pillines/
De coger una foto con una perspectiva general, amplia, donde se puede ver cómo era el mensaje de la manifestación, a intentar coartar el ángulo para que el mensaje sea otro y por supuesto, los tintes políticos más radicales y más acordes a tu firma editorial, dista un absoluto y enorme abismo. Pues nada, seguiremos disfrutando de nuestro maravilloso periodismo.
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