Realmente no me aventuro a sentenciar que cualquier tiempo pasado fuera mejor que el actual, no puedo hacerlo, es imposible realizar una afirmación de tal calibre, más cuando el tiempo y las situaciones son variables y muy complejas de abordar ante el jugador. No nos podemos mostrar impasibles ante la nostalgia, ante los recuerdos que nos evocan a momentos determinados de un videojuego en particular. ¿Que hoy día también hay videojuegos buenos? Puede que sí, de hecho, es así, existen videojuegos realmente espectaculares, complejos y bien diseñados, lo que ocurre es que el componente de sorpresa e innovación, cada vez es menor. Conforme pasa los años vamos viendo más funcionalidades, más opciones, se van creando nuevas formas de jugar; abrir, expandir y crear nuevos géneros cada vez es más difícil y el sorprender al jugador veterano, al que lleva años jugando, es mucho más difícil.
La ventaja de hace unos años-que cada cual ponga el rango que quiera- era que no estábamos habituados a ver determinadas cosas de manera regular, la originalidad y la frescura estaba mucho más a la orden del día, los tiempos de desarrollo eran muy diferentes, nuestro ojo y nuestro entender estaba focalizado en unos pilares determinados, en definitiva, éramos vírgenes en muchos aspectos, novatos o como queramos decirlo. Existirán juegos buenos, se seguirá desarrollando juegos complejos y siguiendo la “vieja escuela”, los simuladores seguirán teniendo su nicho, el PC seguirá por los mismos derroteros, lo único que cambia es que el “viejo” seguirá siendo viejo, más viejo, seguirá teniendo mucha más experiencia y su nivel de sorpresa y entusiasmo por lo nuevo y lo fresco-obviando temas técnicos e inmersivos- irá decreciendo.
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