No suelo ser una persona que acierte con mis predicciones o deseos, pero hay proyectos en los que un servidor suele acertar de pleno, puede apostar lo que sea que seguremente ganará, se hará con el premio. Me ocurrió con District 9, una cinta de ciencia ficción fresca e innovadora, que culmina en unos contenidos más convencionales, más si vemos como empieza, pero que de todos modos, y aún a sabiendas de que no nos encontramos ante una película perfecta, se disfrutó muchísimo. Esa perspectiva que tenía antes de ver la película, eran de las mejores y me ocurre lo mismo con el proyecto que ha sido todo un éxito en el Festival de Sitges. Sí, hablamos de Moon, la primera incursión de Duncan Jones en el mundo del celuloide (largometraje). He podido seguir todo lo que se comentaba de la película antes de su lanzamiento en los distintos países, lleva ya unos meses de estreno por ejemplo en USA, más concretamente donde se visionó, en el Festival de Cine de Sundance, y qué decir, que la crítica la ha puesto bastante bien y la acogida del público ha estado a la par. A la espera de poder verla, mis ilusiones, mis expectativas son parecidas a las de District 9, la mejor de las mejores. Así que próximamente habrá que verla, qué narices...
Sinopsis: Sam Bell (Sam Rockwell), es un minero enviado durante tres años a la base Selene en la Luna con la misión de extraer recursos para intentar paliar la crisis que está sufriendo la Tierra con sus suministros energéticos. Su única compañía será la AI (Inteligencia Artificial), el ordenador que controla la base (voz de Kevin Spacey). El film se centra en las dos semanas antes de que abandonde la base para volver a casa, momento en el que Sam comienza a ver, oír y a sentir cosas extrañas. Además, durante un accidente en una rutinaria extracción de gas descubre que Lunar, la compañía que le ha contratado, tiene sus propios planes para reemplazarlo y que el nuevo sustituto es inquietantemente familiar...
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