Está fuera de toda duda que la situación económica que estamos viviendo, en especial en España, es caótica. No pretendo analizar en profundidad cuáles son las causas principales del porqué hemos llegado a estos límites ni si la culpa reside en determinados dirigentes y responsables de tomar decisiones, pero sí me gustaría destacar una serie de puntos simples que creo, no conciencian a la gente para dar respuesta coherente a todo este embrollo de proporciones colosales.
Hablo de respuesta coherente porque creo que determinadas manifestaciones o huelgas generales no solucionan el problema de raíz. Tenemos ejemplos varios a la largo de la historia, pero para no irnos fuera de España ni retroceder mucho en el tiempo, podemos fijar la vista en las pasadas elecciones municipales del 22 de junio del 2011, donde días antes de la “celebración de la democracia” en las urnas, se extendían manifestaciones multitudinarias por infinidad de pueblos y ciudades de nuestro país, a raíz del afamado movimiento del 15M. En muchos foros y comunidades se destacaba que dichas asambleas sí servían para llegar a la gente, para hacer acto de presencia a la hora de elegir a nuestros representantes políticos. Aunque en cierto modo sí se notó- en número de votos, abstención- no logró dar un vuelco necesario viendo las expectativas que se tomaron por aquel entonces. Uno de los pilares primordiales en los cuales se sustentaba, entre otros muchos este movimiento social radicaba en un supuesto de concienciación de la población en el cual el voto no fuera dirigido a los partidos mayoritarios, principalmente por la problemática de nuestro sistema electoral. Desgraciadamente, según mi humilde punto de vista, nada de eso ocurrió.
Estas premisas, para un servidor bastante acertadas, tienen que hacerse realidad y materializarse en las urnas, no sirve de nada, al menos en corto plazo, si después ocurren situaciones como las de la comunidad valenciana. ¿Por qué ocurre así? Soy de los que piensan, que la inmensa mayoría de la población no está al tanto de lo que sucede realmente, ya no solamente a nivel político o económico, sino en cualquier tipo de ámbito o marco. Y sí lo saben, desconocen las consecuencias reales de votar a un partido u otro. Esto cambiará, de hecho si comparamos anteriores épocas en cuanto a nivel de acceso a la información con respecto a la actualidad. De hecho, esto ya se ha producido. Anteriormente era más fácil tener acotado el nivel de información de los usuarios y consumidores, que es al fin y al cabo lo que somos; ahora con la “red de redes” la situación ha cambiado ostensiblemente, aunque ya determinados dirigentes de las altas esferas están dedicando esfuerzos para que también en Internet la cosa esté controlada… ¿1984? ¿Dónde estás George Orwell?
Paso a paso la gente accederá más a la información, estará mejor formada, sabrá más cosas. En España, siempre hemos ido a remolque de otros países por muchas cuestiones, una de ellas, ha sido salir demasiado tarde de una dictadura, la cuestión de la liberalización comercial, el estar anclado en un Estado donde la inversión en Ciencia ha estado bajo mínimos-aunque para la Iglesia la cosa cambie-, recortes en Educación, escaso desarrollo social- si lo comparamos con los promedios de países de la OCDE y la Eurozona-, los casos flagrantes de corrupción día sí y día también en los numerosos ayuntamientos, una nula capacidad de adaptación a los cambios que se deben ejecutar, expectativas racionales, el Estado del Bienestar, hipocresía política- políticos y portavoces de partidos que hacen actualmente lo que meses y años atrás criticaban enérgicamente-. Vivimos en el despiporre más absoluto y cuando hay que dar respuesta mayoritaria donde se tiene que dar, en las urnas, no lo hacemos… Españistán, una vez más.